NOSTALGIA - ENRIQUE GONZÁLEZ RINCONES

Quiero volver a ti como regresa
al hogar el viajero desvalido.
Quiero volver a ti como retorna
el ave en primavera hacia su nido.

Quiero otra vez tenerte entre mis brazos,
encontrar en tu boca el embeleso,
aspirar de tu cuerpo el suave aroma
y dormir arrullado por tus besos.

Quiero sentir, como antes, la ternura
palpitar en el fondo de tu alma,
restañar de mi ensueño las heridas
y a tu lado otra vez hallar la calma.

Quiero volver a ti, mas lo imposible
se interpone, fatal, en mi camino...

Y el ave sigue su vuelo vagabundo
y su ruta prosigue el peregrino...

AL AMOR - MANUEL GONZÁLEZ PRADA

Si eres un bien arrebatado al cielo,
¿por qué las dudas, el gemido, el llanto,
la desconfianza, el torcedor quebranto,
las turbias noches de febril desvelo?

Si eres un mal en el terrestre suelo,
¿por qué los goces, la sonrisa, el canto,
las esperanzas, el glorioso encanto,
las visiones de paz y de consuelo?

Si eres nieve, ¿por qué tus vivas llamas?;
si eres llama, ¿por qué tu hielo inerte?;
si eres sombra, ¿por qué la luz derramas?

¿Por qué la sombra si eres luz querida?;
si eres vida, ¿por qué me das la muerte?;
si eres muerte, ¿por qué me das la vida?

DICEN QUE EL AMOR ES BUENO - ENRIQUE GIL ALBORNOZ

Tu amor pasó por mi tierra,
y de lo fértil que era,
en un desierto tornaste
mis bosques y mis praderas.
Dicen que el amor es bueno,
que su cosecha es sublime.
Yo, que lo sembré de lunas,
de rosas y de tequieros,
¿de dónde brota esa espina
que me hiere tanto, dime?

Tu amor pasó por mi alma,
y de lo diáfana que era,
en borrón de sombra y duda
se convirtió toda entera.
Dicen que el amor es bueno,
que es del vivir la ilusión.
Yo, que un santuario le hice
con mis mejores ternuras,
¿de dónde emana esa fuerza
que me rompe el corazón?

Tu amor pasó por mi vida
que tan feliz yo vivía,
para dejarme esta angustia
y esta constante agonía.

Dicen que el amor es bueno,
que es la rendención del mal.
Yo, que he amado tanto, tanto,
¿por qué me deja este estigma
de sentirme tan fatal?

Tu amor pasó por mi mente
de pensamientos serenos.
Huracán de ideas grises
ahora portan mis anhelos.

Dicen que el amor es bueno,
que es la dicha verdadera.
Yo, que en un trono le puse
con mis mejores poemas,
¿por qué se ensaña conmigo
hasta que de amor me muera?

AMOR EN OTOÑO - CARLOS E. GIL

Oye el rumor del alma que se queja...
... No olvides que, si estamos en otoño,
no debemos tronchar ese retoño
que tierno brota de la rama vieja.

Porque el divino amor, cuando se aleja,
nos deja en las horas del antaño
el dulce néctar del sabor extraño
y un cambiante color en la guedeja.

Y es que el amor, que siempre ha sido huraño,
nos ofrenda la flor del desengaño
entre nardos y flores dolorosas...

Después..., cuando de cerca lo palpamos,
¡es porque ha destrozado nuestras manos
con heridas profundas, dolorosas...!

EN EL BOSQUE - VICENTE GERBASI (VENEZOLANO)

Con mi soledad te espero en el bosque.
Que vengas hacia mí toda ternura,
como viene la brisa a los ramajes.
Que crezcas a mi lado
y te aferres a mí como una orquídea.

Te daré el abanico
de las auroras,
te mostraré los frutos
que dan los altos árboles
para que seas amiga de las aves.

Que vengas hacia mí toda ternura,
porque soy triste como la penumbra
que florece en los bosques.
Que tus ojos me den los cielos que no he visto
y tu voz los murmullos que no he podido oír.

Yo para ti hallaré la tierra,
la sembraré de amor
y de esperanza,
y tú, como la tierra,
me darás la semilla.

Veremos florecer plantas y nidos,
correr las aguas, el amor, los días...,
y esperaremos la muerte
como los bosques tranquilos
esperan la madrugada.

MIRANDO A BÉJAR (ANÓNIMO)

Desde lo alto del balcón del Castañar te miro,
te estoy mirando, Béjar, enamoradamente
al hilo de esta tarde, víspera del otoño,
en que la brisa huele a heno y a Septiembre
y el sol, tras de la ardiente caricia del estío,
ha dorado las hojas de los viejos castaños
y ha pintado la hierba del color amarillo.
A mis espaldas alza sus grises cresterías
la sierra, desnuda de nieve, sobria y muda
y al fondo, ante mis ojos, largamente tendida,
como una gigantesca lanzadera en reposo,
tú, mi ciudad amada, abejar de mis sueños,
con tu inmenso racimo de casas apretadas
en torno a tus torres, que emergen poderosas
como hitos de piedra, marcando tus distancias,
con tus calles estrechas como venas de sombra,
con tus claras plazuelas donde el sol se adormece,
con tus parpadeantes galerías abiertas
a la luz y al asombro de tu campiña insólita.

Desde el alto balcón del Castañar te miro,
te estoy mirando, Béjar, enamoradamente.
La mirada se hace tan íntima y tan honrada
que el corazón me duele, herido de recuerdos.
En todos tus caminos hay huellas de mis pasos
y en todos tus rincones un eco de mi infancia.
¡Cómo pesa en el alma esa carga de ausencias
que han dejado los años, al matar tantas cosas!

La tarde está apagando sus luces y sus nidos,
el campo se oscurece, el sol, llama sin fuego,
se hunde en el abismo del Tranco del Diablo.

ALBA - FEDERICO GARCÍA LORCA

Campanas de Córdoba
en la madrugada.
Campanas de amanecer
en Granada.
Os sienten todas las muchachas
que lloran a la tierna
soleá enlutada.
Las muchachas
de Andalucía la alta
y la baja.
Las niñas de España
de pie menudo
y temblorosas faldas,
que han llenado de luces
las encrucijadas.
¡Oh, campanas de amanecer
en Granada!

AQUEL DÍA - NELLY FONSECA RECAVARREN (PERUANA)

Amor mío:
Si la muerte algún día nos separa,
nada tendrás de mí: ni un juramento,
ni un beso, ni una lágrima.

Jamás tu mano aprisionó mis manos;
jamás tembló tu boca en mi garganta.
Sólo tus ojos me han besado el rostro,
sólo tu voz me ha acariciado el alma.

Tu corazón y el mío
se abrazan con las alas...

Pero aquel día en que por fin me pierdas,
no te quedará nada:
ni el temblor de mis labios en los tuyos,
ni el clamor de mi queja solitaria.
Sólo estos versos tristes, que te besan
la voz y la mirada,
y el humilde recuerdo
de un corazón que se quebró las alas,
como un pájaro ciego, que golpea
una puerta sellada...

COSAS DE LA VIDA - BORIS ELKIN

¡Pucha que es triste
tener el rancho así, como tapera,
sin tener un jazmín que lo perfume
ni un zorzal que le cante en la cumbrera!
Dende que asoma el alba hasta la noche...,
¡solito por la güela!
Si ensillo mi caballo pa ir al pueblo,
denguno me acompaña a la tranquera,
y al volver por la noche está mi rancho
¡tan solo!, ¡tan oscuro!, ¡que da pena!
Algo me falta...
No basta que uno tenga un poco 'e yerba,
un zoquete de carne pal asao
o un chala pa' pitar cuando se ofrezca.
Es algo más..., y es algo...
¡Qué amalhaya, mi Dios, si lo tuviera!
Lo que me falta es ella. La hija del pulpero.
La que tiene dos soles en los ojos,
una noche 'e tormenta entre su pelo,
un camuatí en los labios
y un pichón de paloma en casa seno.
¡Sí! ¡Es ella!
A veces, cuando llego hasta el boliche
y me abajo a tomar una ginebra,
me recuesto en la puerta que da al patio
pa así, cuando se cruza, porder verla.
Yo he querido decirle muchas cosas,
pero..., ¡qué miesca!,
las palabras toditas se me añudan
y no puedo decir lo que quisiera.
Yo me tengo aprendida de memoria
una declaración entera,
que me la acuerdo bien cuando estoy solo
y me la olvido cuando estoy con ella.
¡Cosas de la vida!
Guapo como denguno y ande quiera,
capaz de matar tigres a talero,
de peliarlo al más hombre a poncho y tierra,
y no tengo coraje pa decirle
que me sobra ternura pa quererla...

MI RUEGO - FLORA DELMIS

Señor, si yo tan sólo te pedí una cosa:
¡amar!, ¡amar! desde una rosa.
Amar, amar tan sólo yo quería
y convertí el clamor en poesía...

Llegó el amor, Señor,
pero entonces de dolor
mi alma moría.
¡Dolor, dolor, Señor!
Y convertí el dolor en poesía...

Se fue el dolor, Señor...,
se me quedó una herida,
que sangra a veces
y a veces se me olvida...
Olvido, Señor...,
y convertí el olvido en poesía...

Pero el ansia, Señor,
de amar de nuevo
brótame a veces,
pidiendo que regrese
aquel amor
sin dolor,
sin herida,
sin olvido.

¡Un amor, Señor,
tan sólo yo quería,
y convertí mi ruego
en poesía...!