COLOQUIO BAJO LA PALMA - ANDRÉS ELOY BLANCO

Lo que hay que ser es mejor
y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber,
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después ir alumbrando.

Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que darles es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay por qué apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle luz al enterrado.

Por eso quiero, hijo mío,
que te des a tus hermanos,
que para su bien pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero solo y sabio.

A Dios que me dé tormentos,
a Dios que me dé quebrantos,
pero que no me dé un hijo
de corazón solitario.

HORAS DE AMOR - ANÓNIMO

¿Te acuerdas? Quise con impulso leve,
sobre tu pecho colocar mi oído
y escuchar el dulcísimo latido
con que tu blando corazón se mueve.

Prendí en mis brazos tus cintura breve
y hundí mi rostro en el caliente nido
de tu seno, que es mármol encendido,
carne de flores y abrasada nieve.

¡Con qué prisa y qué fuerza palpitaba
tu enamorado corazón! Pugnaba
tu talle en tanto; mas con ansia loca,
bajo la nieve el corazón latía,
y en su gallarda rebelión quería
saltar del pecho por besar mi boca.

RIMA SENTIMENTAL - ANÓNIMO

Entre los dos mi corazón un día
enterramos, ¿te acuerdas?
Tu delicada mano abrió la fosa,
tu pie menudo aprisionó la tierra.

"Bien muerto está", dijiste, y sin mirarme
te alejaste riendo...
¡Descansa -murmuré-, corazón mío!
¡Descansa; ya era tiempo!

He pasado al volver la primavera
por el lugar aquel tan silencioso...
¡Oh corazón tenaz!, había brotado
una violeta azul como tus ojos.

INSOMNIO - JOSÉ ALONSO Y TRELLES

Es de noche; pasa
rezongando el viento,
que duebla los sauces
cuasi contra el suelo.

En el fondo oscuro
de mi rancho viejo,
tirao sobre el catre
de lecho de tientos,
aguaito las horas
que han de traerme el sueño,
y las horas pasan,
y ni yo me duermo
ni duerme en la costa
del bañao el tero,
que a ocasiones grita
no sé qué lamento
que el chajá repite
dende ayá muy lejos...

¡Pucha que son largas
las noches de invierno!

A través del turbio
cristal del recuerdo
van mis años mozos
pasando muy lentos.

Y dispués que gozo
si a vivirlos güelvo,
pensando en los de aura
no sé lo que siento...
Noviyos sin guampas,
yeguas de cencerro,
potros que doman a juerza e'cabestro;
bretes que mataron los lujos camperos;
gauchos que no saben de vincha y culero;
patrones que en autoo van a los rodeos...

¡Pucha que son largas
las noches de invierno!

La puerta del rancho
tiembla porque el perro
tirita contra ella
de frío y de miedo.
Tuito es hielo ajuera,
tuito es frío adentro,
y las horas pasan,
y yo no me duermo;
y pa pior, en lo hondo
de mi pensamiento
briyan encendidos
dos ojos matreros
que persigue al ñudo pa quemarme en ellos...
Son los ojos brujos
que olvidar no puedo
porque ya pa siempre
robáronme el sueño...

¡Pucha que son largas
las noches de invierno!

CIENCIA DE AMOR - DÁMASO ALONSO (ESPAÑOL)

No sé. Sólo me llega, en el venero de tus ojos, la lóbrega noticia de Dios; sólo en tus labios, la caricia de un mundo en mies, de un celestial granero.

 ¿Eres limpio cristal o ventisquero destructor? No, no sé... De esta delicia yo sólo sé su cósmica avaricia, el sideral latir con que te quiero.

Yo no sé si eres muerte o si eres vida, si toco rosa en ti, si toco estrella, si llamo a Dios o a ti cuando te llamo.

Sólo sé que la tarde es ancha y bella, junco en el agua o sorda piedra herida, sólo sé que soy hombre y que te amo.

ESPERO - CELSO EMILIO FERREIRO (ESPAÑOL)

Siempre más noble cuanto más vejado, siempre más recio cuanto más herido y el puro corazón siempre encendido en la esperanza de lo inesperado.

Nunca el tahúr sin alma me ha ganado, nunca la fuerza injusta me ha vencido, soy así porque sí: porque he nacido con afán de vivir entusiasmado. Sólo le pido a Dios que no se trunque mi voluntad de ser paciente yunque en tanto no me toca ser martillo. Por lo demás, todo esto es muy sencillo: Sentarse y esperar. Es cosa cierta que pasará su entierro por mi puerta.

TÚ ME GUSTAS TOTAL, ENTERA Y TODA - CÉSAR DÍAZ MARTÍNEZ

Tú me gustas total, entera y toda, no por el fuego de tu pelo húmedo, ni por tus senos de canela tibia, ni el pecado del ritmo en tu cadera.

Tú me gustas total, entera y toda, no por tu boca tan intacta al beso, ni por las llamaradas de tu carne que se está calcinando entre tus venas.

Tú me gustas total, entera y toda, no porque eres mía y no me perteneces, ni porque la envidia de los demás la siento como si se tratase de mi propia envidia.

Tú me gustas total, entera y toda, no porque me la pase junto a ti bebiendome tu aliento, ni rumiando los pedazos de tu amor que tú me miras.

Tú me gustas total, entera y toda, por ese olor a carne que tú tienes; olor de carne de mujer que es tuyo, porque nadie más huele así en la tierra.

Tú me gustas total, entera y toda, porque ese olor es tuyo y lo encontré para mí.