que envolverá tu ser calladamente,
como niebla impalpable sobre un río
y como el aire azul y transparente.
Será un halo en tu pálida cabeza,
un iris en su eterno cristalino,
una flor de tu vida en la maleza,
y un manso atardecer en tu camino.
Como ansia a todas horas renovada,
como una herida sin cesar abierta,
como una aspiración nunca saciada
y como una inquietud siempre despierta...
De mezquinos afanes olvidado,
sólo lleno de ti, de ti suspenso,
y en cada breña dejaré un pecado
y en cada risco un desencanto inmenso.
Despeñaré en un tajo tu amargura
que hacia el abismo rodará perdida,
fundiré en su caverna más oscura
su desconsuelo enorme de la vida.
Y si lágrima fue, será rocío;
será rayo de luna si es la niebla;
algo como una estrella en el vacío,
algo como una luz en la tiniebla...
Y hará que mires en el corto viaje,
a través del dolor que tu alma llena,
como a través del oro de un celaje,
que la vida es muy triste, pero buena...
Y apacible, profundo y silencioso,
cuando inclines muy pálida la frente
para dormir el sueño misterioso,
él será como un surco luminoso
que prolongue tu vida eternamente...
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