Respuestas de Madre-Cielo - Tomás Alfaro Calatrava


Oigo tu voz, madre mía,
tu voz -de sueños pastora-,
Artemisa cazadora
con rifle de juglaría.
Mata mi melancolía
con bala azul y certera.
Pero que muera y no muera,
pues siempre nos llega tarde
la muerte, en macabro alarde
de furiosa calavera...

Aquí, rendida a mi vera,
de azul pinar y vallado,
con el pulso enamorado
tracé su carta primera.
Más vale que no la viera
floral la cara en rubor,
fue asediada y con temblor
de limpia huerta llovida,
deshojada, conmovida,
un ramo ardiente de amor.

Llegando a tí, madre mía,
presto cavaré la tierra
que en tus estratos encierra
tu muerte desde aquel día...
Mas no es final ni sombría
ni inspira extraño pavor,
aunque mueva mi dolor
la sensación de perderte:
si es que tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Si eres tú como la rosa
-suma de mieles y agruras-,
que es ley de sepulturas
como lámpara piadosa;
¡ay!, reclinado en tu fosa,
madre, con tanto fervor,
a trueque de otro dolor
me hago en tu regazo fuerte,
porque tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Esta flor guarda la llave
de tu ausencia, madre mía,
y de mi melancolía
ella sola es la que sabe;
cifra y descifra la clave
del verano regador,
y en fuga de su color
la rosa podrá valerte,
porque tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Para deletrear tu paso
sobre la arena movediza,
fuerte vocal agiliza
tu estilo en el cañamazo;
queda solamente el trazo
de tu perfil y vigor
pisando en mi derredor
segura y sin detenerte,
porque tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

No obstante que eres ceniza,
en viva llama arderás,
pues no se extingue jamás
esa llama si la atiza
mi vestal, que la eterniza
en su culto abrasador;
digo de fuego y ardor
por afán de convencerte
de que tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Rompe el cristal de mi sino
raudo pedrusco que lanza
atinado Sancho Panza
al aire de este molino,
donde habita un inquilino
como el de Alfonso Daudet,
bajo el lagar de su pie
descuajando mi viñedo,
exprime zumo de miedo
y lloro... ¡no sé por qué!

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