PENUMBRA - PAUL GERALDY

¿Me preguntas por qué no quiero conversar?
¡Es que ha llegado el gran momento;
la hora de sonreír y de mirar:
la noche!... ¡Y te adoro infinitamente siento!
Estréchame en tus brazos. Necesito dulzura.
¡Ah, si supieras cuánto se agita hoy en mi ser!
Es ambición, y orgullo, y deseo, y ternura,
y bondad... Pero no, ¡tú no puedes saber!
Baja más la pantalla. Estaremos mejor.
En la penumbra habla el corazón más bien;
los ojos cobran más claror
cuando las cosas no se ven.
De amor no quiero hablarte. Hoy te amo demasiado.
Todos tus mimos pediré;
así el turno conoceré
del que ha de ser acariciado.
Baja un poco más la pantalla.
Bien... En silencio, en dulce paz.
Quietos, juiciosos... Así..., calla...
¡Oh, qué dulce y honda embriaguez!
¡Tus tibias manos en mi faz!
¿Quién nuestro sueño ahora despierta?
¡Ah!, es que el café traen aquí.
¡Bueno, bueno, déjenlo allí!...
¡Vamos, pronto! Y cierren la puerta...
¿Qué es lo que decía recién?...
¿Tomamos el café? ¿Ahora? ¿Tú lo quieres?
Tú bien caliente lo prefieres...
¿No quieres que lo sirva? Deja. Yo lo hago... Bien...
¡Qué cargado hoy está! ¿Azúcar? ¿Un terrón?
¿Basta? ¿No quieres que lo pruebe?
He aquí tu taza, cielo mío, bebe...
Pero ¡qué oscura, amor, la sala ahora se halla!
Ve, sube un poco la pantalla.

FINAL - PAUL GERALDY

Adió, pues. ¡Vete pronto! ¡Bien, muy bien! ¿Nada olvidas?
Nada tenemos que decirnos, me parece.
Pero oye...: no, no salgas. Demora tu partida...
Llueve mucho. Espera que cese.
¡Cúbrete bien, por Dios, que la noche está helada!
¡Qué bien vendría ahora tu tapada de marta!
¿Te lo he devuelto todo? ¿No queda de ti nada?
¿Te llevas tus retratos? ¿Tus cartas?

¡Vamos, mírame! ¿Es cierto? ¿Nos vamos a dejar?
Pero ¡cuidado! No lloremos. Sería tonto.
¡Qué esfuerzo que hay que hacer -¿verdad? - para tan pronto
apartarnos de todo lo que hubimos de amar!

Nuestras vidas se habían mutuamente entregado
         para siempre... Y ahora van a decirse adiós.
Cada una con su sombra, cada una por su lado,
        para recomenzar, ir por el mundo... ¡Oh Dios!

¡Cómo hemos de sufrir! ¿Todo el tiempo? ¡No,no!
El olvido vendrá, lo único que perdona.
Luego... tú, serás tú. Luego... yo, seré yo,
y entre todas las gentes seremos dos personas.

Así, tú en mi pasado ahora vas a entrar.
Un día se encontrarán, al azar, nuestras vidas.
Te miraré un momento a lo lejos pasar...
Tú vertirás entonces ropas desconocidas.

Largo tiempo, de nuevo, nos separe quizá.
Un amigo, es posible, te dará nuevas mías,
y al referirme a aquella cita que amé tanto otros días,
que fue mi alma, mi vida, yo diré: "¿Cómo estás?"

¡Nuestro gran corazón es esta poca cosa!
Sin embargo, ¡qué inmenso fue un día su fervor!...
Aquellos días, ¿recuerdas?... ¡Oh, luz maravillosa!
¡Qué embriaguez!... ¡Y helo aquí, ahora, nuestro amor!

¿Así es que, hasta nosotros cuando decimos: "¡Te amo!",
damos ese valor a esa frase, gran Dios?
¡Oh, qué humillante! ¿Y usan, pues, el mismo reclamo
la pasión de los otros y la nuestra? ¡Es atroz!

¡Cómo llueve! No puedes partir. Has de quedarte.
¡Quizá así viniera la reconciliación!
¿Quién sabe? Nuestras almas, aunque en distintas partes
están, quizá se junten cuando hable el corazón...

Haremos lo posible. Seamos buenos. Remedio,
por más que alguien lo niegue, la costumbre es, ¿verdad?
¡Vamos! ¡Vuelve a tomar a mi lado tu tedio!
Yo, junto a ti, de nuevo tendré mi soledad.

EXPLICACIONES - PAUL GERALDY

¿Mi explicación, entonces, aún no te satisface?
¿Deseas que esta disputa triste recomencemos
y que este hablar indigno otra vez renovemos?

¿Lo quieres, pase lo que pase?
¡Al fuego no se expone el amor!
Él exige mejor ofrenda...

Ven, y déjame que el corpiño te desprenda.
Eso será mucho mejor.

Lo que quieres decirme, yo lo sé, dulce dueña,
ya lo sé de antemano todo...

Ven y desnúdate, pequeña,
y unamos nuestros cuerpos. Créelo, el mejor modo
de explicar todo sin malicia
es tenderse y unirse en estrecha caricia...

¡No hagas ese mohín, niña!... Quítate todo.
Ven. No estés resentida. Borra ese gesto tonto.
Verás cómo las carnes se reconcilian pronto.

La tormenta ya preparada
pronto quedará disipada
cuando tu cuerpo trémulo hacia mi cuerpo acuda...

Ven, ven pronto a mis brazos.
¡Así, toda desnuda!

CELOS - PAUL GERALDY

Tengo celos. Estás ausente.
Sin ti, estoy como en un desierto.
El campo te ha atraído. Estás entre parientes
poco divertidos, por cierto.
Pero yo estoy celoso... Ahora, mía no eres.
¡Estás toda en la primavera!
¡Tanto azul debe hacerte olvidar que me quieres,
mientras todo yo soy espera!
Mi alma está ebria y desolada.
Lloro de amor y aburrimiento:
¡y qué bonita estás este día, adorada!
Hoy los celos me impiden ver la vida risueña.
¡Qué dulce y tibia está París!
Está adorable, pero lo veo todo gris
mientras le escribo a mi pequeña,
que ahora estará acostada bajo la fresca fronda.
Tendrá puesto, quizás,
tu sombrero con flores hecho de paja blonda
que deja pasar discos de sol hasta tu faz.
¡Cómo me olvidarás! Te imagino en un prado,
bella, feliz, riente... ¡Está tan lindo el día!
¡Ah Dios! ¡Qué rabia! Lloraría...
Durante el mes siempre ha llovido...
y te arrancaron de mi lado,
¡ahora que a mi lado más te hubiera querido!
¡Jamás te he amado tanto como en este momento!
Este aire dulce y tibio me exaspera;
este aire que recorre todo el apartamento
esparciendo la primavera.
¡No te quiero! Sufro y deseo
que tú sufras allí otro tanto...
Sé que todo esto es tonto, antipático y feo...
¡Pero no sabes cuánto te adoro! ¡Cuánto! ¡Cuánto!...
¡Ah, si tú me extrañaras!... ¡Cómo me agradaría!...
Así, la primavera te causaría tristeza...
Y hasta me alegraría
que te doliera un poco la cabeza...

PIANO - PAUL GERALDY

Hice para ti, amor tirano,
con tres notas una canción,
y esa simple composición
con un dedo la toco al piano.

Ven. Siéntate. La escucharás.
Pero has de oírla atentamente,
y si te parece inocente,
no dudo que me lo dirás.

Adoro a una niña de rara belleza.
¿Está usted celoso? - me dice -. ¿Y por qué?
Mi fidelidad es todo firmeza.
Yo sólo amo a usted.

¿Dejar de quererlo? Esto es imposible.
¡Si usted siempre triunfa en la comparación!
¡Siempre es el más fino, viril y sensible...
y su distinción!

¡No tema, pues, nada, hombre receloso!
Le amo sólo a usted. Soy sola de usted.
¡Es muy feo, señor, hacer el celoso
y perder la fe!

Es cierto. La siento mía por entero.
Si su alma no es débil, tampoco es audaz.
Ella es la más fie. Corazón sincero...
Más digo... quizás...

No sé dónde, pero algún otro existe
más que yo perfecto, que algún día vendrá,
que sabrá reírse cuando yo esté triste
y al que ella amará...

¡Sí, yo estoy celoso! Estoy como en acecho,
pierdo la cabeza, temo, lloro, espío...
La canción es ésta que para ti he hecho,
pajarito mío.

SEPARACION - SERAFÍN J. GARCÍA

Tenés rasón, chirusa; yo compriendo
que no pedés seguir viviendo asina.
Andá nomás ande otro amor más moso
te oferta el camuatí de sus caricias.

Aquí, a mi lao, la yama de tus ojos
s'está gastando al ñudo, entristecida,
y apretao en el nido de tu boca
se va'entumir el pájaro 'e la risa.

No hacemos güena yunta, no podemos
seguir cinchando en vaca la vida.
Los casales precisan ser parejos
pa que dure'l amor cuando se anidan.

Y el que formamos vos y yo es distinto.
Yo soy afeto a la melancolía,
amigo d'emponcarme'n el silencio
pa rondar amarguras escondidas...

Y vos, china, sos tuito lo contrario:
pa vos la vida es novedosa y linda
tenés por corasón una calandria
que sólo sabe'l canto 'e l'alegría.

¡Son tan desencontradas nuestras almas!...
La tuya es flor: precisa sol y avispas;
la mía es bicho 'e lus: de día se apaga;
sólo de noche priende su estreyita.

Jue chambón el Destino al apariarnos
pa tranquiar en coyera por la vida.
No bastaba mi amor cansao y viejo
pa tu ilusión ricién amanecida.

¿A qué porfiar? Conviene más abrirnos.
Mi cerrasón es triste y aburrida,
y con el riego escaso 'e mi ternura
se va'murchar tu mocedá florida.

Andá nomás ande otro amor te yama.
No hacen liga tu sol y mi niblina.
Dejá este rancho ande hasta la guitarra
se ha contagiao de mi melancolía...

Andá sin miedo y sin remordimiento.
Yo no via'certe ni un reproche, china.
Si ninguno 'e los dos tiene la culpa,
¿pa qué agriar de rencor la despedida?

ROMANCE DE LA LUNA, LUNA - FEDERICO GARCÍA LORCA

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
- Huye, luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
- Niño, déjame que baile.

Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

- Huye, luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
- Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la sumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.