EPITAFIO - CARLOS CASTRO SAAVEDRA

Esta casa está sola. Aquí no vive nadie.

Pero hace apenas unos meses
era un hogar con una madre
que atizaba el fuego
y tendía los lechos blancos.

Era un hogar, y los hijos varones
hablaban de mujeres y de viajes
en torno del silencio de su padre.

Por la noche, muy cerca de una lámpara,
se agrupaba el amor de la familia;
alguien se levantaba
para ir a buscar un libro de poemas
pero dejaba en medio de los suyos el alma.

Adentro de esta casa, en sus alcobas,
que aún huelen a sábanas, a limpieza y a madre,
se vivió, se soñó,
y hubo sitios humildes y cotidianos
donde se echaba el perro a mirar a sus amos.

Mas un día llegó la muerte
y ordenó el desahucio
porque nadie en la casa había pagado
su tributo en la tierra.

Murió la madre, murió el padre
y los hijos se fueron a morir a otra parte.

Esta casa está sola. Aquí no vive nadie.