Íntima - Delmira Agustini

Yo te diré los sueños de mi vida
en lo más hondo de la noche azul...
Mi alma desnuda temblará en tus manos,
sobre tus hombros pesará mi cruz.
¡Las cumbres de la vida son tan solas,
tan solas y tan frías! Yo encerré
mis ansias en mí misma, y toda entera
como una torre de marfil me alcé.
Hoy abriré a tu alma el gran misterio;
ella es capaz de penetrar en mí.
En el silencio hay vértigos de abismo:
yo vacilaba, me sostengo en tí.
Muero de ensueños; beberé en tus fuentes
puras y frescas la verdad: yo sé
que está en el fondo magno de tu pecho
el manantial que vencerá mi sed.
Y sé que en nuestras vidas se produjo
el milagro inefable del reflejo...
En el silencio de la noche mi alma
llega a la tuya como un gran espejo.
¡Imagina el amor que habré soñado
en la tumba glacial de mi silencio!
Más grande que la vida, más que el sueño.
Bajo el azur sin fin se sintió preso.
Imagina mi amor, amor que quiere
vida imposible, vida sobrehumana,
tú que sabes si pesan, si consumen
alma y sueños de Olimpo en carne humana.
Y cuando frente al alma que sentí
poco el azur para bañar sus alas,
como un gran horizonte aurisolado
o una playa de luz, se abrió tu alma:
¡Imagina! ¡Estrechar vivo, radiante,
el imposible! ¡La ilusión vivida!
¡Bendije a Dios, al sol, la flor, el aire,
la vida toda porque tú eres vida!

La ramera - Manuel Acuña (Mexicano)

Humanidad pigmea
tú que proclamas la verdad y el Cristo
mintiendo caridad en cada idea;
tú que, de orgullo el corazón beodo,
por mirar a la altura,
te olvidas de que marchas sobre lodo;
tú que, diciendo hermano,
escupes al gitano y al mendigo
porque son un mendigo y un gitano.
Allí está esa mujer que gime y sufre
con el dolor inmenso con que gimen
los que cruzan sin fe por la existencia.
¡Escúpela también!..., ¡anda!... ¡No importa
que tú hayas sido quien la hundió en el crimen,
que tú hayas sido quien mató su creencia!

¡Pobre mujer, que abandonada y sola
sobre el oscuro y negro precipicio,
en lugar de una mano que la salve,
siente una mano que la impele al vicio;
y que al fijar en su redor los ojos,
y a través de las sombras que la ocultan,
no encuentra más que seres que la miran
y que, burlando su dolor, la insultan!...

Y antes era una flor..., una azucena,
rica de galas y de esencia rica,
llena de aromas y de encantos llena;
era una flor hermosa,
que envidiaban las aves y las flores,
y tan bella y tan pura
como es pura la nieve y el armiño,
como es pura la flor de los amores
y como es puro el corazón del niño.

Las brisas le brindaban con sus besos,
y con sus tibias perlas el rocío,
y el bosque con sus álamos espesos,
y con su arena y su corriente el río;
y amada por las sombras en la noche,
y amada por la luz en la mañana,
vegetaba magnífica y lozana,
tendiendo al aire su purpúreo broche;
pero una vez el soplo del invierno,
en su furia maldita,
pasó sobre ella y le arrancó sus hojas,
pasó sobre ella y la dejó marchita;
y al contemplar sin galas
su cálice, antes de perfumes lleno,
la arrebató implacable entre sus alas
y fue a hundirla cadáver en el cieno.
¡Filósofo mentido!...
¡Apóstol miserable de una idea
que tu cerebro vil no ha comprendido!
Tú, que la ves que gime y que solloza
y burlas su sollozo y su gemido...,
¿qué hiciste de aquel ángel
que, amoroso y sonriente,
formó de tu niñez el dulce encanto?
¿Qué hiciste de aquel ángel de otros días
que lloraba contigo si llorabas
y gozaba contigo si reías?...
¿Te acuerdas? Lo arrancaste de la nube
donde flotaba vaporoso y bello
y, arrojándole al hambre,
sin ver su angustia ni su amor siquiera,
le convertiste de camelia en lodo,
le tranformaste de ángel en ramera.

¡Maldito tú que pasas
junto a las frescas rosas
y que sus galas sin piedad les quitas!
¡Maldito tú que sin piedad las hieres
y luego las insultas por marchitas!
Pobre mujer... Juguete miserable
de su verdugo mismo...
Víctima condenada
a vegetar sumida en un abismo
más negro que el abismo de la nada,
y a no escuchar más eco en sus dolores
que el eco de la horrible carcajada
con que el hombre le paga sus amores.

¡Pobre mujer, a la que e hombre niega
el sublime derecho
de llamar hijo a su hijo!
¡Pobre mujer que de rubor se cubre
cuando le escucha que le grita, "Madre"!
Y que quiere besarle y se detiene,
y que quiere besarle y calla y gime,
porque sabe que un beso de sus besos
se convierte en borrón donde lo imprime.

Deja ya de llorar, pobre criatura,
que si el mundo en la escabrosa senda
caminas entre fango y amargura,
sin encontrar un ser que te comprenda,
en el cielo los ángeles te miran,
te compadecen, te aman,
y lloran con el llanto lastimero
que tus ojos bellísimos derraman.

¡Y que te burle el hombre y que se ría!
¡Y que te llame harapo y te desprecie!
Déjale tú reír y que te insulte,
que ya llegará el día
en que la gota cristalina y pura
se desprenda del lodo
para elevarse nube hasta la altura,
y entonces, en lugar de una anatema,
en lugar de un desprecio,
escucharás al Cristo del Calvario,
que, añadiendo tu pena
a tus lágrimas tristes en abono,
te dirá, como ha tiempo a Magdalena:
"¡Levántate, mujer! Yo te perdono."

LA COGIDA Y LA MUERTE-FEDERICO GARCIA LORCA 1935

A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en Punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

Este es un poema dedicado al torero Ignacio Sánchez Mejias cuando murió por la cogida de un toro.

El teléfono - José Guillermo Alterio L. (Venezolano)

Queda está mi paloma mensajera,
va en su pico la carta confidente,
cabalísitico número consiente
antes de darse al aire volandera.

Repique de campana bullanguera
nos cita a la noticia del ausente
que al corazón nos trae de repente
calor del vino de mejor solera.

Todo se agolpa en bruscas sacudidas
del timbre que nos llama cual hermano
a practicar las gestas prometidas.

Vibrar fluido de la voz del llano,
almas gemelas en amor prendidas
o la muerte que ronda muy temprano...

Respuestas de Madre-Cielo - Tomás Alfaro Calatrava


Oigo tu voz, madre mía,
tu voz -de sueños pastora-,
Artemisa cazadora
con rifle de juglaría.
Mata mi melancolía
con bala azul y certera.
Pero que muera y no muera,
pues siempre nos llega tarde
la muerte, en macabro alarde
de furiosa calavera...

Aquí, rendida a mi vera,
de azul pinar y vallado,
con el pulso enamorado
tracé su carta primera.
Más vale que no la viera
floral la cara en rubor,
fue asediada y con temblor
de limpia huerta llovida,
deshojada, conmovida,
un ramo ardiente de amor.

Llegando a tí, madre mía,
presto cavaré la tierra
que en tus estratos encierra
tu muerte desde aquel día...
Mas no es final ni sombría
ni inspira extraño pavor,
aunque mueva mi dolor
la sensación de perderte:
si es que tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Si eres tú como la rosa
-suma de mieles y agruras-,
que es ley de sepulturas
como lámpara piadosa;
¡ay!, reclinado en tu fosa,
madre, con tanto fervor,
a trueque de otro dolor
me hago en tu regazo fuerte,
porque tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Esta flor guarda la llave
de tu ausencia, madre mía,
y de mi melancolía
ella sola es la que sabe;
cifra y descifra la clave
del verano regador,
y en fuga de su color
la rosa podrá valerte,
porque tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Para deletrear tu paso
sobre la arena movediza,
fuerte vocal agiliza
tu estilo en el cañamazo;
queda solamente el trazo
de tu perfil y vigor
pisando en mi derredor
segura y sin detenerte,
porque tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

No obstante que eres ceniza,
en viva llama arderás,
pues no se extingue jamás
esa llama si la atiza
mi vestal, que la eterniza
en su culto abrasador;
digo de fuego y ardor
por afán de convencerte
de que tu muerte no es muerte,
¡sino tránsito de amor!

Rompe el cristal de mi sino
raudo pedrusco que lanza
atinado Sancho Panza
al aire de este molino,
donde habita un inquilino
como el de Alfonso Daudet,
bajo el lagar de su pie
descuajando mi viñedo,
exprime zumo de miedo
y lloro... ¡no sé por qué!

Tú eres el amor - Guillermo de Almeida

Tú eres el amor.
Naciste en mi vida como una flor.
Una flor de mi tierra. Y tu perfume perfuma
toda mi vida, y atrae mis pensamientos,
como si fuesen insectos violentos
en torno de la gran flor...
Tú eres el amor.
Maduraste en mi vida,
toda pura, y sabrosa, y colorida
como un fruto de mi tierra. Y tu sabor
es todo el gusto de mi vida, el deseo
de mis labios:
tú del beso tienes la forma y el calor...
Tú eres el amor.
Siembras en mi vida tu simiente:
¡Y mira cuán fecunda es mi tierra! ¡Siente
cómo renaces en mis versos cada día!
¡Cómo abre, a tu sombra fresca y suave,
cada día una nueva flor!
¡Porque tú eres el amor!

Amor a Antonio Machado- Juan Alcaide (Español)

Aquí me tienes con el alma hambrienta
de sed, como aquel día.
La sangre se me cuaja y me fermenta
por no llorarte el llanto que debía.

Lo mismo que un pecado,
me punza el esternón cuando te cito.
Y así voy yo: de hueso traspasado;
con mi propio puñal, en mi delito.

Porque no te me vas ni cuando quiero
borrarte ingratamente.
Ni entonces. Por mi espina baja el Duero...
¡Y Dios canta tu nombre en la corriente!

Y lloro, lloro, lloro.
Y el llanto más de mí se me agarrota.
La angustia me tapona, poro a poro.
Y ya soy todo llanto y todo gota.

Pero me quedo en pie. No me deshago.
Soy lágrima que cuaja.
Me recrimino. El corazón me llago...
Y el Duero, por mi espina, baja y baja.

-¿De qué me culpas, dime?
¡No enclavijes los dientes, santo río!
¡Tu secreto, cristal! ¿Por qué te gime
tanta guita el frío?

¿Por mí, por mí? ¡Oh, costado!
¿Qué lanza de Longinos podrá herirme?...
La muerte va en mi ser, de lado a lado.
¡Y no puedo llorarme ni morirme!

Te buscaré en el agua. Junto al chopo.
Por la flor de la jara.
Le batiré la espuma al mejor tropo.
Seré de tu senara.

Floreceré en tu espiga de centeno.
Maduraré en tu trigo.
Sabré cantar. Cantar. Sufrir. Ser bueno.
Y hablarle a Dios, llamándole "Mi amigo".

Y cuando una mañana
me llore por completo y pierda el paso,
ya curada esta sed -del alma, gana-
sin líquido ni vaso.

Si tú sales a verme,
¡no quiero de otra luz que me dé ayuda!
Tu verso olerá a madre, a bienquererme.
¡Castilla se alzará, toda desnuda! -------------------------------------------------------------
posicionamiento

Explosión - Delmira Agustini (Uruguaya)

¡Si la vida es amor, bendita sea!
¡Quiero más vida para amar! Hoy siento
que no me valen mil años de la idea
lo que un minuto azul de tentimiento.

Mi corazón moría triste y lento,
hoy abre en luz como una flor febea.
¡La vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!

Hoy partió hacia la noche triste, fría,
rotas las alas, mi melancolia,
como una vieja mancha de color.

En la sombra lejana se deslíe...
¡Mi vida toda canta, besa, ríe!
¡Mi vida toda es una boca en flor!

Presentación del blog

¡Hola a todos los que en este momento me estéis leyendo!

El motivo de hacer este blog es porque a lo largo de todos mis años desde que empecé en el cole hasta ahora he ido recogiendo poesías que por cualquier motivo me han llamado la atención o que me han marcado en mi vida, o también porque simplemente me gustan como son las de Gustavo Adolfo Bécquer, así que he decido compartirlas con todos vosotros y espero que en alguna ocasión os silba de algo, no son mías, ojalá a mi me salieran estas maravillas de poemas.
Simplemente os he escrito este post porque quería contaros un poquito sobre de que va este post.

¡¡Muchas gracias a todos por entrar en mi blog y leerme!! Espero que os guste.